martes, 24 de septiembre de 2013

Plenilunio

Sin miramientos ni razonamientos sobre las consecuencias de este deseo, apoyo mis brazos sobre una mesa flotante; me rindo ante la magia del momento - carpe diem - dirían, no me jodan, no quiero algo de momento, ya no, porque momentos he tenido muchos, ya no quiero momentos… el suave viento que sopla desde el norte deja un rastro de eternidad en mis fosas nasales, ¿me mentirán también los olores?, que ya no venga, que ya no me mire con esos ojos que me piden amor, cariño, pasión, mientras su boca me pide amistad, ¿a quién hacerle caso?, ¿o es que acaso cometo un error de apreciación?, que ya no me mire, que ya no me hable, no quiero hablarle más, quiero desligarme; ya estoy viejo para seguir rompiendo mi alma ya rota, ya es ella lo suficientemente fulgente como para combatir su propia soledad. Y cuando ella sea feliz, quizás yo también lo sea, quizás, si es que el peso de mi equipaje no venció la fuerza de mis piernas, en la atiborrada oscuridad del plenilunio.

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