Llegaste hace cinco minutos y a pesar de que tengo mil cosas que hacer aquí no he dejado de mirarte. No sé si lo notas, creo que estás más concentrado en esperar tu hot dog. Mentí cuando te dije que saldría "en un ratito", esta máquina es lenta y se demora mucho más de lo que mi abuela se demoraría en correr cien metros planos. Viniste, te acercaste a la caja y me enseñaste esa sonrisa tan bella, luego me compraste la oferta, y entonces te mentí. Te quedaste sentado en la sillita, junto a la mesa. Te dije que podía ir dándote la gaseosa y las papitas fritas, tú me sonreíste otra vez y yo casi caigo muerta.
Finalmente te di lo que querías, algo de comida y empezaste a comer desesperadamente. Tenías mucha hambre, ¿no?, seguramente no habías comido desde hacía buen rato, y yo toda estúpida mintiéndote, me merezco la amonestación si te quejas con mi jefe, o si me insultas, o si me gritas. No lo haces, ¿por qué?, ¿por qué eres tan bueno?, ¿por qué me sigues sonriendo cuando te busco la mirada sin ser nada discreta?, eres lindo, tu cabello desordenado, tus anteojos caídos, tu barba irregular, ¿por qué?, ¿por qué eres tan diferente?
La máquina sonó, tu hot dog ya está caliente, listo para que te lo comas con las mismas ansias con las que te veré comerlo. ¿Sabes?, eres lo mejor que ha pasado por esta tienda, no tienes idea de cuántos estúpidos llegan aquí de madrugada, muchos de ellos borrachos o drogados, todos haciéndome de la nada conversaciones que debo de seguir sólo por las cojudas reglas de la empresa. Yo no quiero saber nada de ellos, quiero que todos los clientes sean como tú, así de pacíficos, de lindos, de hambrientos, de cautivadores. Te acercas y yo me sonrojo, me preguntas si siempre trabajo aquí de madrugada, yo te respondo nerviosa que estoy hecha para las amanecidas, creo que la cagué, ¿qué pensarás de mí?, ¿que soy una juerguera?, ¿una "chica de la noche"?, ja, soy una cojuda total. Me pagaste y aunque no tengo mucho sencillo te doy tu vuelto como lo quieres.
¿Ya te vas?, por favor no te vayas, quédate un rato más, ¿sí?, si quieres hago una jugada en el stock y te doy otro hot dog, pero por favor no me dejes.
Cruzas la puerta y veo tu espalda, te vas, te fuiste, eres un cliente más, eres mi cliente, el que se fue, al que no le importo. El que de seguro volverá, aunque sea para comprar.